El laberinto español
28/06/2012   Lecturas: 5.991

Publio

El pasado Noviembre los españoles votábamos masivamente a Mariano Rajoy esperando ansiosos que fuera el Teseo que nos librase del laberinto en el que estamos perdidos como nación. Nada más incierto. Mariano (le llaman ahora, como si fuera un famélico ciclista de la posguerra que se baja de la bicicleta para descansar del apretón y chupar vino de la bota hasta que el pelotón le alcance) no se ha destacado jamás ni por su fuerza ni por su valor. Rajoy es un teseo posmoderno que está peleado con Ariadna, porque ni la soporta ni la entiende. Si por él fuera, ya habría enviado jubilada a esa tipeja por la frontera de Irún con rumbo al partido liberal del Europarlamento. Pero, claro, ni eso está en sus manos, ni el sudoku del Marca le explica cómo hacerlo.

El caso es que el Estado-laberinto español lo guarda desde hace mucho tiempo Minotauro, un monstruo muy feo con cabeza de toro y cuerpo de exfuncionario del INI que se hizo con las riendas de España sin solución de continuidad, como los ex altos funcionarios del PCUS se quedaron con las de Rusia. Y a ver ahora quien se las quita. Total, que no sé si les he contado que el Dédalo que diseñó este laberinto, según cuenta todo el mundo, era la creatura de la feliz coyunda entre Franco y Felipe González. Y así nos ha salido, que te acercas a la boca del laberinto y oyes cantar al Minotauro Gracias a la vida, que me ha dado tantooo, me ha dado a Felipeeee y a Francisco Francoooo..., cantado sin descanso. Con alguien así Mariano no se atreve.

Así que, con esta genética, la vieja España, ya digo, ha malparido un Estado aborto, que no se conforma con zamparse siete efebos y siete bellas por año, no. Aquí hay que meterle militantes y sindicalistas a vagones, porque consume qué se yo cuantas kaveas de funcionarios al año para seguir produciendo lo de siempre: nada. Bueno, nada y abogados del Estado que luego heredan las riendas que se quedaron aquellos logreros del INI. Por eso, ya se allegan a la frontera unos señores de negro que vienen de lejos a decirnos que este perpetum mobile, que desafía cualquier lógica de la termodinámica económica, se nos viene abajo como el pabellón de José María García.

A este laberinto ahora le llaman los minotauros constructivistas estado del bienestar, que es un invento por el que a cambio de una media de 6 meses por año trabajando para el Estado, a tu hijo –si lo tienes- le dan una de las peores escolarizaciones de Occidente y a ti un sistema sanitario que no puedes elegir. Eso sí, los que manejan este artificio -que ni Juanelo Turriano entreviera- si que viven bien: es el estado del bienestamos, que a veces pienso que no creen en la otra vida porque no conciben una mejor que la que aquí llevan. Que esto parece el paraíso, pero de Gerión.

Bueno, pues como les digo, votamos a Mariano-Teseo para que nos librara del laberinto y en vez de echarle arrojo y fiarse de Ariadna, se lía con una tal Soraya, que es abogada del Estado ¿cómo no? y nos espeta aquello de Nosotros reformamos e informamos. Pues eso, tejidos y novedades: el mismo nivel lógico.