La profecía
27/12/2005   Lecturas: 12.364

Catilina

El pasado 15 de Noviembre el Partido Popular reclamaba en el Congreso de los Diputados de la nación que el presidente del Gobierno compareciera con carácter urgente para explicar su reunión secreta para tratar la OPA de una empresa privada sobre Endesa con el presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso. Se refería a la visita subrepticia y nocturna –descubierta por la cadena de radio COPE, y confirmada por la Comisión Europea días más tarde- que Durão Barroso había realizado el 6 de Noviembre a Moncloa usando un avión especial enviado por Zapatero a cargo de los impuestos de los españoles. A la semana siguiente la comisaria europea de Competencia ponía sorprendentemente en manos de Zapatero la OPA de Gas Natural sobre Endesa, impidiendo a cualquier otro comisario ¡pronunciarse! sobre el asunto.

Eso llevó a Angel Acebes, como portavoz del Partido Popular, a afirmar que si Zapatero hubiera querido reunirse para defender los intereses generales de España no lo habría hecho en secreto. Yo creo que el argumento es muy sólido por más que el PSOE hiciera toda suerte de malabares para justificar la intriga: nadie se oculta de hacer una labor positiva para los intereses de los suyos. Pese a que el portavoz de Competencia de la Comunidad Europea manifestó que la decisión de Bruselas sobre la OPA se fundamentó en argumentos exclusivamente fácticos y legales, una sombra de sospecha razonable cubre desde entonces a ambos presidentes y su actuación, sospecha que no han compartido los medios dominados por el Partido Socialista, como es lógico.

Creo que fue el economista Roberto Centeno en un espacio económico vespertino quien planteó el dilema en términos indiscutibles: si dentro de cinco semanas –vino a decir- en la negociación del Presupuesto europeo, Zapatero admite una solución semejante o aún peor que la que rechazó en Luxemburgo, estará claro que habría llamado a Durão Barroso para brindarle su visto bueno a un Presupuesto muy desfavorable para España a cambio de que la Comisión abandone en sus manos la libertad para decidir el resultado de la OPA de Endesa. A día de hoy, está clara la implicación del Gobierno español en un asunto que debería ser privado entre empresas. Partido, Gobierno, todo tipo de instituciones copadas por socialistas o sus socios y militantes no han tenido empacho ninguno en manifestarse a favor de la OPA, por más que debieran haber permanecido al margen. Son juez y parte. Sea cual sea el resultado, en ningún momento podrían, ni podrán en el futuro, reclamar su independencia: están metidos hasta la barbilla.

La noche del 17 de Diciembre, tal como anticipara Centeno, Zapatero salía de la negociación de Estrasburgo con un resultado demoledor para España: perdía el 90 por ciento de los fondos obtenidos para el período anterior y pasaba a ser el claro perjudicado de una ampliación que beneficiará casi exclusivamente a Alemania. La semana anterior negociaban el Presupuesto todos los ministros de exteriores europeos menos el español, que según Zapatero estaba en Africa haciendo negociaciones fundamentales para Europa ¿Y por qué no las hacía el ministro de Exteriores europeo, Javier Solana Mr. Pesc?

Cuentan los corresponsales que en la madrugada del 17 de Diciembre el representante polaco estuvo negociando 700 millones de euros hasta el último minuto. Zapatero no. Zapatero horas antes -a medianoche como Cenicienta- levantó el culo de la silla y se marchó a descansar de tanto esfuerzo. No necesitaba seguir negociando nada porque nuestra ruina la había acordado con Durão Barroso aquella funesta noche del 6 de Noviembre.