Engordar a ETA
10/11/2007   Lecturas: 9.618

Publio

Ayer, viendo el programa de debate 59 segundos en la primera cadena de la televisión pública de España, Televisión Española, pudimos espantarnos -una vez más- ante la actuación de los periodistas militantes de la ultraizquierda española, que son aquellos que por primera vez en la historia del periodismo mundial solicitan al gobierno socialista que cierre los medios de comunicación que no les son afectos... ¡al Gobierno! y a los partidos que le soportan, que van desde la ultraderecha racista sabiniana vasca hasta la ultraizquierda masónica exterrorista e independentista catalana. Un espectro que es reproducción exacta del que vino en llamarse Frente Popular en el segundo tercio del siglo pasado en España, y que llevó a este país a la guerra a través de todo tipo de ataques a la República burguesa, como está perfectamente documentado.

A día de hoy cuesta extrañarse de nada -por atrabiliario que sea- que se emita por una televisión que el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, puso en manos de una militante comunista a inicios de su legislatura. En un mismo programa de aleccionamiento escuchas llamar a Francisco Franco el dictador Franco para, a continuación, oír que para ellos Fidel Castro no es el dictador Castro sino simplemente Fidel, una especie de camarada venerado o familiar muy próximo. Hace muy pocos días que en esa misma cadena escuchábamos con escalofríos a los aliados políticos del Gobierno socialista en el Parlamento nacional. Desde un contenido y relativamente razonable representante de los nacionalistas catalanes de Convergencia y Unión a un desbaratado Rovira, de los independentistas catalanes de ultraizquierda masónica, pasando por el representante del Partido Comunista de España (oculto bajo las siglas de Izquierda Unida) que le contestaba a un espectador que el régimen de Fidel Castro no se puede definir como dictadura porque se habían hecho enormes logros en educación y medicina (pues el régimen de Franco para éste debió ser gloria bendita) Estos son los políticos que soportan al gobierno de esta España zetapista en que las ideas corren y caducan de 59 en 59 segundos porque, al parecer, carecemos de tiempo para desarrollar un argumento.

Antes que nada me gustaría aclararte, querido lector, por si vives fuera de España, que los periodistas militantes de ultraizquierda de España (que son mayoría) son igual de indigentes que el resto de ciudadanos militantes de ultraizquierda de España (que son minoría). Carecen de razón crítica, de hecho, la razón les sobra -es un instrumento que no saben para qué se emplea- les basta con que el partido les indique el camino y les dé las consignas pertinentes. Hoy escuchas a un imbécil defendiendo -generalmente a gritos y con aspavientos- la prejubilación y el recambio generacional en las burocracias porque lo dice el líder del partido (es lo que toca) y, pasados unos meses, te despiertas oyendo a ese mismo cretino defendiendo la jubilación a los setenta años ¿Qué ha cambiado? Que el ultraizquierdista que detenta el poder ahora no quiere ni oír hablar de renovación de cargos, porque él ocupa la poltrona y aspira a perpetuarse en la misma.

Así es como el pobre imbécil de José María Calleja, en el programa citado, llamaba hace unos días golpista a la periodista vasca Isabel San Sebastián para, a continuación, decirla que engordaba a ETA. Que es la manera como hace historia la ultraizquierda española: primero, colocándose la piel del corderito del anuncio del suavizante; después, pegando dentelladas a quien se le coloca a tino para, finalmente, dar grandes alaridos si en la gresca les ha caído alguna hostia más justa que las que da Benedicto XVI (perdónenme los creyentes la irreverencia). Dentro de unos años, andarán haciendo películas con el dinero que nos ventilan de nuestros impuestos para desfigurar la historia: el doctor Jeckill dando garrotazos al señor Hide. Eso si, un señor Hide presentado como un infeliz que nunca rompió un plato y que desde pequeñito fue obligado a lamerle las botas al doctor. Algo que cause mucho llanto en la sala del cine cuando se vea con estremecimiento la maldad de aquel doctor que, además, iba a misa todos los domingos. No hay más que verles ahora negando todas y cada una de sus actuaciones durante los actos terroristas del 11 al 14 de Marzo de 2004 en Madrid para entender de qué hablo.

A ETA la engorda Isabel San Sebastián, por supuesto, pero como la engordo yo y como la engorda Calleja o usted mismo, amable lector. Porque a ETA la financiamos todos los españoles gracias al Presidente Rodríguez Zapatero, a su partido socialista, a todos los partidos que le apoyan -que son todos los del Parlamento menos el Partido Popular- y todos los periodistas que, como Calleja, han estado tres años justificando el pactismo del gobierno socialista con la banda marxista terrorista. Porque, créanme, España es el único país del Mundo en que de los impuestos de todos los españoles se dan fondos públicos para financiar a una agrupación terrorista que intenta acabar con nosotros. Y es que ETA se financia por múltiples vías: el Gobierno Vasco financia con sus presupuestos a ETA, que también se financia con el dinero que obtiene de extorsionar a empresarios y trabajadores vascos o del resto de España; se financia con el dinero privado que le dan partidarios de sus acciones; con dinero de grupos empresariales o bancarios tras los que están miembros de la organización; con dinero internacional, etc. Pero es gracias en primer lugar al partido socialista, PSOE, a los partidos que le sostienen en el Parlamento y a los periodistas que, como Calleja, pretenden mantenernos embeleñados, en un eterno embeleco, ETA se financia desde las pasadas elecciones municipales y autonómicas a costa de todos los españoles. Porque habiendo entrado en las instituciones vascas a hombros de todos estos que hemos nombrado sin ambages, lo demás es esperar a fin de mes y cobrar del Estado para, después, comprar metralletas y matar españoles.

Este, ya ven, es el mérito de los muchos Callejas del periodismo español que han traído a ETA en volandas de la clandestinidad a los organismos vascos. A Isabel San Sebastián ETA no la necesita en absoluto. El partido socialista, PSOE, y sus muchos Callejas, que van detrás picoteando el alpiste que les cae cada 59 segundos, la han hecho absolutamente prescindible para ellos. No es el caso de Calleja, cada día más necesario.