Los comunicados de ETA
28/03/2006   Lecturas: 11.229

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Parecen seguir cierta pauta.

El día 18 de Febrero de 2004, posterior a la reunión del número uno de Esquerra Republicana de Catalunya y presidente en funciones del gobierno catalán, Carod Rovira, con jefes de la banda terrorista en la localidad francesa de Perpiñán, portavoces de la banda declaraban un alto el fuego solo para Cataluña.

El partido independentista Esquerra formaba y forma parte del gobierno de Cataluña en una coalición de tres partidos de ultraizquierda, junto con las delegaciones en esa región de los partidos socialista (PSOE) y comunista (IU) de España. Dichos partidos recibieron con alborozo la noticia de que ETA dejaba de matar en Cataluña aunque no en el resto de España, lo cual da cuenta de la catadura moral de los tres partidos que sostienen también al gobierno español en manos socialistas.

Prácticamente dos años después, el 22 de Marzo, al día siguiente de la aprobación en el Congreso de los Diputados de España, por fuerzas de extrema izquierda e independentistas, de un nuevo Estatuto de Autonomía para Cataluña, en el que se reconoce a dicha región el carácter de nación junto con sus atributos nacionales (himno, bandera, etc.) en contrario a la Constitución española, que indica que España es una nación única e indivisible, la banda terrorista vasca de extrema izquierda, ETA, declaraba un alto el fuego permanente para el resto de la nación española.

Ignoro cuál es la diferencia para la banda terrorista entre la tregua indefinida que declaró en 1998 y este alto el fuego permanente de hoy. Entonces la indefinición duró nueve meses, y hoy la permanencia no sabemos cuánto durará. Lo que está claro es que no han hablado en ningún momento de definitivo. Pero el caso es que en ciertos sectores de la vida nacional, como si no fueran conocedores del resultado de las anteriores treguas, se ha establecido una euforia difícil de entender.

Difícil de entender porque la declaración de ayer de la banda terrorista no se apea ni un milímetro de las condiciones que ya son clásicas en ellos: derecho a la autodeterminación y convocatoria de un referéndum para independizarse de España y Francia; liberación de sus presos y cese inmediato por parte del Estado español de las actuaciones policiales y legales contra ellos; y lo que ellos llaman territorialidad, es decir, anexión del reino de Navarra al País Vasco y de Iparralde, que son las tierras vascofrancesas.

La única razón para estar satisfecho ante estas condiciones es que se piense que se puedan conceder en un futuro, u otras que, no siendo exactamente estas, sean las derivadas de ellas, tras un proceso de negociación. Y el caso es que las exigencias de los terroristas incumplen las condiciones permitidas al presidente Zapatero por el Congreso de los Diputados de la nación para iniciar una negociación.

Mientras que, en 1998, el presidente Aznar hizo desde el principio una declaración clara de intenciones en el sentido de que estas exigencias no eran aceptables para su gobierno y que la banda debía abandonar las armas incondicionalmente, ayer el presidente José Luis Rodríguez Zapatero se ha envuelto en un discurso de vaguedades del que, al final, nada queda claro. Aunque sí que declaró que no piensa hacer concesiones políticas. Pero en ese caso no hay razón para ser optimistas, puesto que el Gobierno no estaría dispuesto a cumplir absolutamente ninguna de las exigencias de los terroristas. Por su parte, el presidente francés no se da ni por aludido por el comunicado de los terroristas separatistas.

En tales circunstancias, y pese a la feria montada por los socialistas, que se las pintan en poner en malos tiempos buena cara, cabe ser precavidos y no desmontar la vigilancia de las fuerzas de seguridad y el curso de los tribunales de justicia.

Y Rubalcaba mientras pues eso: a seguir mintiendo y que le contrate el Club de la Comedia, porque apesta.