Dieciocho meses después
06/09/2005   Lecturas: 11.041

Publio

Regresa el gobierno socialista de vacaciones y reinaugura la bronca nacional. Dieciocho meses después -que pesan como dieciocho meses y un día, como dieciocho siglos- hablan y la ciudadanía siente como un escalofrío, porque barrunta la verdadera situación tras el nerviosismo socialista.

Dieciocho meses después, solamente se han casado 24 parejas de homosexuales pero, a cambio, el gobierno Zapatero no ha empezado ni una de las 270.000 viviendas que debería haber entregado ya. Los batasunos han monopolizado la imagen de cada día de un País Vasco que merece ser conocido por otras virtudes. El socio catalán del gobierno Zapatero nos ha aclarado que quiere la misma autonomía que Portugal. Ha ardido como una tea una nación que conocía de antemano el caluroso verano que se le venía encima y nos hemos visto rodeados de muertos por tierra, mar y aire. Nos quedamos sin agua porque el partido socialista no defiende lo que defendía, y se ha cargado la solidaridad hídrica entre regiones. Dieciocho meses después, la única desaladora que han inaugurado estos incompetentes, la hizo Aznar. Rebasamos los dos millones de parados y crece el desempleo incluso en los meses de verano. El sistema sanitario y de pensiones se ve seriamente amenazado por la suicida regularización de inmigrantes del ministro del tip-ex (merecemos un gobierno que no nos mienta) al punto que los ministros de los principales países de Europa nos han advertido que no les van a aceptar. Las oleadas de inmigrantes que llegan por efecto llamada son incontables como las arenas del desierto. Dieciocho meses que no han servido para que el número de muertos en las carreteras disminuya, porque han puesto los radares en las autovías cuando se sabe que el mayor número de accidentes se produce en desplazamientos cortos de carreteras secundarias en fin de semana. Dieciocho meses en los que hemos padecido incontables cortes del suministro de luz. Seguimos en el culo del Mundo en los números de I+D y de uso de Internet y voceando al viento la mitotrola de Kioto-calentamiento global. Dieciocho meses en los que Zetapé mantiene en su gobierno a una ministra de Medioambiente que constituye todo un monumento a la inepcia y la incompetencia; que de la de Vivienda ni oímos hablar; a la de Sanidad se le va abajo el modelo y de las demás solo sabemos que salieron en el Vogue. Bueno, menos de la ministra Sansegundo, que ya debe llegar por sanoctavo. Dieciocho meses eternizando una ley de enseñanza fallida, los niños españoles son tan mazacotes que desbordan España las orejas de burro y la almagra con que felicitarles al final de curso. La televisión pública estatal, en manos de una comunista y sus 'camisas negras' está virtualmente hundida. Dieciocho meses para, después de tanta demagogia, no haber pagado ni un centavo a las víctimas del genocidio islámico del 11-M en Madrid, porque el comisariado enano no ha hecho ni una página de sus deberes. Y como bajar los impuestos era de izquierdas hace dieciocho meses, tres ministros nos anuncian que suben los impuestos del alcohol, de los carburantes, del agua, de la luz... Vamos, todos los impuestos que no afectan a los trabajadores. Dieciocho meses después, van de listos mandando un Hércules a Irak y Bush se lo mete a Bono en el... aeropuerto. Eso, aeropuerto. Dieciocho meses después estamos todos conmovidos por la movilización de nuestros intelectuales y artistas antiimperialistas –demócratas de toda la vida- cuando hay una ocasión para ello, como la de El Carmelo, el caso Roquetas o la excarcelación de Vera. Dieciocho meses después, aún oímos rebuznar a Fernando Fernán-Gómez –casi señorita, he dicho casi- rodeado de imbéciles que le ríen las gracias, cuando la imagen que da no puede ser ni más patética ni más fascistona-. Dieciocho meses y sigue imparable la subida de la vivienda después de tanto pregón. Dieciocho meses de un declive imparable de la balanza exterior, de incremento continuo de la población penal y deterioro de nuestras prisiones, en las que los etarras vuelven a campar a sus anchas y qué decir de los musulmanes. Dieciocho meses de incremento constante de la violencia y, en especial, la doméstica (¿cómo la llamaban estos orates en la oposición? ¿terrorismo de género? Se les agota la fuerza en la propaganda y el cabildeo). Dieciocho meses de gobierno que echa las culpas a la población de todo lo que ocurre para luego acribillarnos a multas e impuestos. Dieciocho meses después, siguen trapicheando con la ultraderecha racista sabiniana vasca para liberarse del yugo de la ultraizquierda catalana, porque les da lo mismo Juana que su hermana. Dieciocho meses de provocación a la Iglesia en busca de una confrontación tan ficticia como la de 1931. Dieciocho meses amenazando con planes y ni una sola acción de gobierno. Dieciocho meses de El País convertido en el órgano de prensa del movimiento zetapista. Dieciocho meses de demagogia bonista y de ultranza alonsista, de manipulación televisiva y de concesiones graciosas de licencias para el patrón. Dieciocho meses del fiscal general más arrastrado que ha conocido la democracia española y de general Arruche. Dieciocho meses de democracia de 59 segundos, de cacareo de talante y de rechazo en las comisiones investigatorias de todo –insisto, todo- lo que haya propuesto la oposición o huela a verdad. Dieciocho meses de bandazos tácticos y de alianzas espurias. Dieciocho meses de una agricultura en retroceso. Dieciocho meses diciendo apostar por un turismo de mayor calidad pero clamando constantemente contra los campos de golf y cosechando un turista cada vez más rácano y bajuno a cambio. Dieciocho meses de socialismo.

El pasado mes, con más de dos millones de parados, alcanzamos la mayor tasa de contratación temporal de Europa (33%), más de ocho veces la precariedad de los ultracapitalistas de EEUU. Pues, con datos así, más nos valiera serlo nosotros. Pero elegimos PSOE hace dieciocho meses...

Y el tercermundismo se paga.