La huida como solución
10/11/2010   Lecturas: 6.832

Catilina

Me llama una buena amiga, una profesional muy inteligente, para comentarme su intención de abandonar España en busca de trabajo digno en un país avanzado y democrático. Y es que España se desangra mientras El País anticipa pavorosas privatizaciones si accede a la Moncloa alguien que no sea el que les atiborra los bolsillos con cientos de millones de euros cada vez que estos expertos en economía quiebran su negocio de comunicación. Pues vista la marcha económica de este régimen, ya indisimuladamente leninista, cuyas cuentas maneja la ex editorialista de El País Elena Salgado, de la izquierda caviar y de Rubalcaba de toda la vida, más valiera que ensayáramos cualquier solución. Galeno aconsejaba exactamente la opuesta a la que cause la enfermedad. Cualquiera menos esta segunda ruina en la que el PSOE y El País, principalmente, han sumido a España en tan solo dos décadas. Solo que esta vez la quiebra es definitiva. El tren ya pasó, y ahora no hay dinero europeo que nos llene la caja como se la llena el PSOE a los dueños de El País.

Como adelantamos aquí cienes y cienes de veces, viene cumpliéndose la profecía de argentinización que nos hicieran el histórico ministro argentino de economía, Domingo Cavallo y Kenneth Rogoff, ex jefe del Fondo Monetario Internacional y profesor de economía de Harvard. Argentina es hoy uno de los vagones de cola de América del Sur cuando hace apenas cinco décadas se encontraba entre los países con mayor renta per cápita del Mundo ¿Cómo ha sido esto posible? Simplemente con la persistencia de Argentina en un modelo caracterizado por dos pilares fundamentales: el populismo demagógico y la compra del respaldo de los sindicatos con enormes cantidades de dinero. Modelo conocido mundialmente como peronismo, que es en lo que siguen mientras se hunden más y más en la miseria, como España con el PSOE.

Cuando fallece el general Franco, tras treinta y cinco años de régimen militar, España ocupa prácticamente el 8º puesto mundial entre los países industrialmente desarrollados. Durante la democracia no avanzamos un paso más, pero, al menos, terminado el gobierno de José María Aznar, manteníamos o consolidábamos la posición a pesar de Canadá. Hoy, tras seis años de leninismo visionario zapaterino, reforzado por un feroz ejército de comunicadores fácilmente identificables, hemos bajado al puesto 12º, nuestro sector industrial está prácticamente desmantelado por estos genios de la economía intervenida ¿Cuál ha sido el paradigma que lo ha sustituido? Como en Argentina, la demagogia populista y el silencio de los sindicatos, respaldado por los efímeros regüeldos ideológicos de un Willy Toledo a un Shanghái Lily. El resultado: cinco millones de parados o -para que ustedes lo comprendan aunque sean socialistas- según cifras de la página web oficial del Ministerio del Trabajo, comunidades como Extremadura con un 40% de familias sumidas en la pobreza. España hoy, la España de este socialismo providencialista, es África. Y por eso nuestros jóvenes más capaces intentan emigrar al primer mundo al que antes pertenecíamos y del que, como Argentina, nos alejan cada día más este peronismo socialista y El País.

España languidece día a día víctima de una larga y grave enfermedad que mina Europa desde su aparición a finales del siglo XIX: el cáncer del socialismo. El ocaso de España es hoy imparable porque, como Argentina con el peronismo, estamos mayoritariamente satisfechos con este estado de cosas: leemos El País y escuchamos la Cadena Ser, verdaderos ejemplos de ruina de los primeros medios en su categoría. Tiene su mérito.