In ictu oculi
23/02/2007   Lecturas: 10.051

Catilina

Polanco se muere, dicen, pero nos deja tras de sí a toda una caterva de falangistas golpistas mediáticos que poco a poco, con el entusiasmo del coleccionista compulsivo, ha ido colocando en sus medios de comunicación, especialmente el diario El País, diario oficial del partido socialista. El resultado es una turba que causa espanto.

Polanco se muere, pero nos deja tras de sí una maquinaria infernal de mentira y sedición mediática perfectamente engrasada que creíamos que era imbatible hasta que el expresidente Aznar consiguió una histórica mayoría absoluta, pese al bombardeo sistemático de toda su campaña por la artillería polanquista.

Polanco se muere, pero nos deja tras de sí una estructura perfectamente orquestada especializada en crear confusión, aprovechando la credulidad de un público sediento de emociones, dirían ellos mismos, de un público tan ideologizado que no desea que se le cuente lo que ocurre, sino que todo lo que ocurre coincide con sus prejuicios.

Polanco se muere, pero nos deja tras de sí una España en voladura, una España dinamitada en su estructura y cimientos y a punto de estallar en cuanto los nacionalistas pulsen definitivamente el detonador que les ha puesto en sus manos Zapatero, en funciones de mandado de Polanco.

Polanco dicen que se muere. Pues que sea pronto, así podremos empezar a librarnos de su rastro hediondo lo antes posible.

Ayer, día 15 de febrero de 2007, comenzó el juicio por el atentado e Madrid-Atocha del 11 de Marzo de 2004, única vía que tuvieron Polanco y sus falangistas, entre los cuales sumo cómodamente al partido socialista –PSOE- para acabar con el gobierno del Partido Popular. En su Editorial de hoy, uno de los documentos más oscuros, más brumosos y turbios que yo he leído en años, El País interpreta lo sucedido así: Los efectos políticos atribuidos al 11-M (la pérdida del poder por parte del PP) han envenenado las relaciones entre los principales partidos, y su bronca permanente. La verdad es que la pirueta es digna de Pinito de Oro: una minúscula frase cambia la entera historia de una nación durante los cuatro últimos años.

La pérdida del poder del Partido Popular como efecto político del 11-M (atentado, asaltos fascistas a sedes populares, acusaciones delictivas y falsificaciones mediáticas de todo orden, etc.) no es algo atribuido, es algo cierto, así como la ilegitimidad de realizar unas elecciones convocadas en aquellas circunstancias de excepción. Pero si algo es cierto es que lo que ha envenenado las relaciones entre los principales partidos es el clima de agresión callejera, de violencia socialista organizada, de campaña mediática falaz, continuada y nazi, que se desarrolló para lograr que el mandado de Polanco accediera a la Moncloa y, sobre todo, el pacto inmediato –Pacto del Tinell- que este oscuro sujeto trazó con la ultraizquierda y los independentistas, periféricos o no, por orden del falangista Cebrián y para garantizarse el poder ad nauseam.

El Editorial de hoy es una obra de la mejor orfebrería de la mentira como ejercicio real de poder, que ya diera auténticas joyas cuando El País ejerció de vocero del GAL. Aquel diario que intentaba convencernos de supuestas conspiraciones contra el gobierno socialista cada vez que los medios de comunicación libres investigaban y hallaban una nueva canallada perpetrada por aquel ejecutivo. Un diario, ante todo, encubridor, hoy como ayer, de todo el sistema delincuencial que la palabra socialista lleva consigo en España.

Resulta procesalmente anómalo y moralmente escandaloso que dos de las acusaciones que ejercen la acción popular en representación de las víctimas... compartan estrategia con las defensas para debilitar los indicios de prueba acumulados por la instrucción... Insiste el diario que se ha permitido perseguir, como si fuera borracho, a cuantos jueces y magistrados no han obedecido sus editoriales de ordeno y mando; al diario de la barragana del juez Gómez de Liaño. Pero resulta, diario fascista independiente de nadie, que en defensa de sus intereses cada quien se alía -o se encuentra por el camino- con quien le parece –o le es dado-, no con quien se le antoje al diario de la secta en franco (o en Franco) declive. Este clima y esta actitud tendrían que desaparecer durante el juicio y quedar a las puertas del tribunal Si amo, lo que diga el dueño de la finca, que no se preocupe Don Jesús, el cacique de España.

Y, más de lo mismo Estas acusaciones parece que buscan dar verosimilitud a las teorías conspiratorias empeñadas en buscar unos supuestos autores intelectuales (o verdaderos culpables) diferentes... Teorías conspiratorias como eran –según El País, diario que depende del PSOE- las que denunciaban hace escasos años los vínculos del gobierno socialista con los asesinos del GAL, teorías que El País, diario que depende de los negocios de su dueño, intentaba encubrir, sin suerte.

Polanco dicen que se muere. Yo lo celebro –no lo voy a ocultar- será un cabrón menos en un mundo de cabrones, un falangista en vías de convertirse en el cuarto hombre más rico del Mundo, haciendo de la extorsión mediática a políticos débiles, o en situación de debilidad, obra de arte.

No hay cojones para negarme una televisión, se jactaba Polanco en público presionando a un Felipe González, con mayoría absoluta, para que le concediera la única televisión de pago, conculcando grave y escandalosamente la ley audiovisual. Ahora Polanco se muere ¡Pues váyase al infierno, Polanco, y jódase! Allí nos veremos.