El cocalero
05/02/2006   Lecturas: 9.623

Catilina

Hace algunas semanas, recién ganadas las elecciones en Bolivia, un espacio humorístico de la cadena española de radio COPE, haciéndose pasar por el Presidente socialista español, conseguía una entrevista con Evo Morales en la que éste confesaba que el segundo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, Bernardino León, le había prometido especiales remesas dinerarias si resultaba vencedor. Después, el totalitario partido socialista español, PSOE, movía todas sus fuerzas de prensa para desviar la atención del asunto y crear un ficticio problema diplomático. Pero lo importante fue descubrir que el gobierno de ultraizquierda español había estado realizando en secreto ilegítimas transacciones con el candidato boliviano que ya simpatizaba con los dictadores de extrema izquierda de Iberoamérica.

Por la boca muere el pez, dice el dicho popular español, y pocas semanas después -ayer mismo, en una entrevista televisada- Evo Morales daba su auténtica talla democrática, abandonando una entrevista televisada por Univisión cuando el periodista Jorge Ramos le preguntaba por Castro y por el tráfico de droga. Así pues, Bolivia parece haberse echado a la espalda un presidente que va a dar mucho que hablar en el futuro.

En la última Cumbre Iberoamericana de Salamanca en España, los países participantes se afanaban en condenar el bloqueo de Estados Unidos a Cuba pero no dedicaban una palabra al enorme problema de la corrupción en el continente. Como en España Rodríguez, Castro, Chávez, Kichner, Lula, Morales, etc... parecen guiar a Iberoamérica hacia un proceso imparable de tercermundización izquierdista que no les ha de traer más que subdesarrollo, que es lo que caracteriza a cualquier país que cae bajo férula socialista o comunista.

Durante décadas, Yanquis go home parecía ser el leit motiv que había inculcado en las cabezas de los sudamericanos la extrema izquierda, según la cual, Estados Unidos había convertido a Iberoamérica en su patio trasero. Hoy, al parecer, una tendencia parecida se da ante la presencia española en la región. Se desconfía de que las empresas, españolas o norteamericanas, vayan a esas tierras a explotar sus bienes, pero ése es el principio de toda economía libre de mercado.

En España viven hoy varios millones de inmigrantes iberoamericanos que, como los nacionales, trabajan y confían sus ahorros a bancos españoles o los invierten en acciones de empresas que, si no obtienen beneficios en España o Iberoamérica -lo mismo da- pondrán en riesgo tanto sudor y tanto esfuerzo de los ahorradores. Un empresario de cualquier nación, cualquiera de nosotros con la pequeña cantidad de dinero que consigamos penosamente ahorrar, necesitamos que nuestros esfuerzos den un resultado positivo, en otro caso nuestro trabajo, las penalidades que pasamos, carecería de sentido.

El gas boliviano para Bolivia, es una necedad de una mentalidad arcaica y sin preparación ¿Imaginan que Alemania –uno de los países que más exporta del Mundo- tuviera por principio los coches alemanes para Alemania? No cabe en cabeza humana, porque los alemanes saben que cuantos más coches consigan vender más allá de sus fronteras mejor será su nivel de vida. Abrirse al Mundo, comerciar con otros países, mejorar nuestros productos para que sean más deseados, se vendan más y mejor, y satisfagan más a nuestros clientes debe ser nuestro reto constante. Cerrarnos a los demás no puede más que sumirnos en el aislamiento y la pobreza. Algo sabemos en España de eso.

Hace unos días, el presidente Kichner acusaba a los Estados Unidos de empezar a abandonar a Iberoamérica a su suerte. Si algo de eso hay, sería muy grave y debe ser evitado a toda costa.

Por su parte, Iberoamérica debe huir de posturas victimistas y hacer un renovado esfuerzo por atraer y ganarse la confianza inversora de cuantos más países extranjeros, mejor. Para ello, la lucha contra la corrupción y por un Estado de Derecho garantizado en el que la Justicia funcione es fundamental. En ello van a residir sus posibilidades de crecimiento futuro, tanto en lo económico como en sus fundamentos democráticos liberales. Lo demás es lo que ya conocemos: demagogia izquierdista, tercermundismo, subdesarrollo y hambre. En una palabra, Cuba.