Todo funcionó correctamente
10/08/2005   Lecturas: 9.813

Publio

Lo del PSOE de Rodríguez Zapatero empieza a adquirir rasgos patológicos que, necesariamente, deberían preocuparnos. Y es que cada vez que algo les sale rematadamente mal, después de no aparecer a tiempo y estar desaparecidos -como responsables de la nación para lo que pueda necesitárseles, aunque solamente sea su apoyo moral- terminada la crisis, comparecen ante la prensa o se dejan caer allá por donde se encuentren aquellos periodistas cuyo ánimo les interesa ganarse (estilo ZP), y empiezan a soltar un discurso, al principio contenido, sugiriendo que ha habido serias razones que justifican su ausencia en los momentos precisos para, después, intentar convencerles y convencernos de que el Gobierno va a adoptar una serie de medidas paliativas ante casos semejantes.

En realidad, se trata de filfa, pura y dura, alpiste para El País, para que, en su editorial del día siguiente, el órgano propagandístico del partido socialista remate explicándonos que el Gobierno ha gestionado bien la crisis y que tiene previsto adoptar medidas o sugerir otras... Dinamita para los pollos. Porque, al tiempo, aparece ya en rueda de prensa el ministro(a) inepto(a) de turno a explicarnos que todo ha funcionado correctamente. La última en hacerlo ha sido la Ministra de Sanidad, Doña Elena Salgado, ante el caso de los pollos precocinados contagiados con salmonelosis, que han afectado, con mayor o menor gravedad, a más de dos mil consumidores.

Vaya por delante que en este caso, en mi opinión, poco se le puede exigir a un dirigente político de un caso que en nuestra industria alimentaria es excepcional, por trágicas que hayan sido sus consecuencias. Este tipo de contagio es difícil de detectar por rasgos externos en los alimentos en que se produce. La empresa es una sociedad solvente y ha actuado como debía retirando la producción de todo Julio del mercado. Pero la infección se ha producido y ha causado daño a terceros, de ahí las responsabilidades civiles que deba afrontar la empresa ante los consumidores perjudicados; salvo, claro está, que la empresa pertenezca a un preboste de la izquierda española, con lo cual, es seguro que su responsabilidad será la misma que la de Maragall y Carod Rovira en El Carmelo de Barcelona, por poner un ejemplo.

Dicho esto, la Ministra, aunque solamente sea por cuestión de tacto, no debería declarar que todo funcionó bien. No dudamos que los medios estatales han dado de sí cuánto podían para que este tipo de accidente no se produjera, pero se ha producido y, junto a centenares de consumidores enfermados, ha llegado a fallecer algún desafortunado. Por esa simple razón, cabe ser más precavido y modesto, y estar en el puesto desde el principio, porque los gobiernos, como los verdaderos responsables de cualquier sociedad, no gozan nunca de vacaciones o, al menos, no consta.

Otro caso distinto, por previsible, es el de la inepta Narbona. Conforme se va sabiendo más de las llamadas de socorro a las fuerzas de extinción de incendios de Castilla La Mancha, más se corrobora la absoluta incompetencia, rallana con la negligencia culposa, de los dirigentes castellano-manchegos. Esos que, al principio, echaron las culpas al Gobierno central de la falta de ayuda. Pero ahí salió una de las ministras más manifiestamente políticas e incompetentes del gobierno ZP, la inepta Narbona, a defender la actuación de sus compañeros de Castilla La Mancha, manifestando que habían actuado con eficacia. Con eficacia socialista, se entiende. Tanta fue la eficacia que solamente perecieron once trabajadores en la tardía y fallida extinción. La inepta dijo que aquellas muertes fueron inevitables en aquellas circunstancias y fue en lo único que no mintió. El problema fue, precisamente, llegar a tales circunstancias cuando a día de hoy está claro que podían haber sido otras, y mucho menos mortales.

Los incendios se apagan en invierno, le gritó un vecino airado a la Vicepresidenta –al pie del cañón- en Alcolea del Pinar, y llevaba razón. Pero la inepta debía desconocerlo, porque nos hemos presentado en uno de los julios más calurosos de nuestra historia contemporánea sin que, siquiera, se emitiera un anuncio televisado advirtiendo del especial riesgo. Mientras, se daba por satisfecha con tirar gañafones al Partido Popular que, dijo, había tenido treinta y dos muertos por incendios en sus ocho años de gobierno. Un razonamiento como para zetapés porque, a esta altura del verano, ya está claro que Cristina Narbona destacará con luz propia, batiendo todos los récords, en la más negra historia de nuestros
incendios forestales más catastróficos.

A ver si, para agradecérselo, Rodríguez la retira y asciende a Ministra de Vivienda para que empiece a construir las 255.000 Viviendas de Protección Oficial, de las del año 2004, que lleva de retraso su Gobierno. Ya sabe, Zetapé: Merecemos un Gobierno que no nos mienta.