Sardá era necesario
24/06/2005   Lecturas: 10.057

Publio

Con ocasión de la selección de candidatos para su Operación Triunfo ene, Telecinco ya ha empezado uno de sus montajes; Telecirco habría que llamarla sin ningún complejo.

Si ya fue tremendo montaje la convocatoria por ciudades de los candidatos a formar parte del espectáculo (palabra que tanto les gusta), no podía quedar muy atrás la siguiente etapa: la utilización de las actuaciones más fallidas de los aspirantes para hacer de ellos mofa y befa en los distintos programas de la cadena que, en el fondo, funciona siempre igual. Si valen los mejores vocalistas, habrán de servir también los confundidos de la vida para montar el circo del escarnio paralelo. No es la primera vez, ni será la segunda. Servir para servir.

Cuando recogieron del lodo un concurso apestoso y totalmente desprestigiado por la compraventa de candidaturas, como Miss España, solamente en manos de Telecinco cabía alguna posibilidad de rebajar más el nivel, y así ocurrió. Manipulando su resultado en función de los líos de sábanas de una de sus jurados más gratuita, que no supo distinguir entre su trabajo y su entrepierna, acabaron por dedicar sus programas estrella a crear falsas polémicas con las misses más feas. Por primera vez, se sacaba rendimiento no solamente a las más hermosas sino también a las menos favorecidas.

Pero como nadie como Telecinco para remover la mierda y que el olor inunde nuestros hogares, ahora en sus salsarosas y atuslados empiezan a crear ellos mismos supuestos líos sentimentales entre sus misses y sus místers, declaraciones y contradeclaraciones que, junto con las que nos regalan grandeshermanos, casasdetuvida y grandeshermanosvip, conforman un panorama de lo más pingüe para la cadena que, en estos casos no se distingue de la del inodoro. Es con este tipo de manejos y la ayuda de la ultraizquierda en Televisión Española, como los creadores del spaghetti-rosa se han hecho con el liderazgo de la audiencia.

El último episodio, y el más repugnante que nos ha sido ofrecido por la cadena, más del inodoro que nunca, se produjo al finalizar en marzo, creo recordar, el último certamen de Gran Hermano. En ese momento dejó de emitirse el resumen después de El Tomate, programa dedicado a la carroña que, como no, en su feliz trayectoria tenía que acabar con el buitre leonado de Félix Rodríguez de la Fuente. Telecinco tenía que ocupar un espacio de programación sin perder audiencia ¿Cómo? Por supuesto que con algo escandaloso y mendaz: el supuesto hallazgo con vida de la hija de Albano y Romina Power. Lidia Lozano, como periodista del corazón, protagonizaba en el programa A tu lado un espectáculo que luego iría invadiendo como mancha de aceite muchos otros, en otras televisiones incluso. Al tiempo que compañeros le aconsejaban mayor prudencia, la periodista se empecinaba más y la cadena le dedicaba más espacios para, al cabo de tres meses, descubrirse la patraña más vergonzosa y cutre que haya ofrecido jamás un medio español a su audiencia: todo era mentira y, lo que es aún peor, todos cobrando de la gran mentira.

Al final, Albano, que no ha dejado por un momento de poner la mano a costa de su hija y participar en la vileza, ha llegado por muchos euros a un acuerdo con los dueños de la cadena, que así le devuelve una pequeña parte de lo mucho que ha sacado con tanta miseria. Puro refinamiento florentino que ha acabado segando la cabeza de la Lozano, que pedía públicamente perdón a gusto o no. Pero ¿se lo han pedido a los telespectadores los responsables de los espacios A tu lado, Salsa Rosa, El Tomate o los de la cadena misma, verdadera ganadora de tanta suciedad? Por supuesto que no. Eso lo han arreglado entre italianos –cosa nostra- en un trabajo en el que no faltó finezza alguna.

La parte española –la de la sangre- se la confiaron a Sardá, puntillero experimentado al cargo de degollar a la compañera Lozano. Después, sus matarifes, más broncos que nunca al olor de los humores, se tomaban largos minutos en destazar la pieza, definitivamente liquidada por la cadena que tanto partido le sacó. Tras la degollina, Sardá se lavará las manos y se refugiará en chez Polanco con la conciencia de un trabajo bien hecho.