¡Vivan las caenas!
04/01/2005   Lecturas: 17.906

Publio

Era el grito con que la España más palurda y reaccionaria reclamaba a Fernando VII, el mismo grito que algunos creímos oír el 13 de Marzo, cuando la gruta arrojaba a la calle a los revientasedes de la ultraizquierda más feroz, aullando por la eliminación de nuestra memoria de la labor del mejor presidente que España ha tenido en décadas, y la llegada en andas del líder innominado, el líder sonriente y carismático: ZP. Gran éxito de las antiespañas (Umbral) solas o en compañía de Ben Laden.

Se negaba Rodríguez a condenar los atropellos a la Democracia en los días de la infamia, y ahora sabemos por qué: El PSOE estaba detrás de todo ello, a través de un tipo con silla en el Congreso de Diputados y dependiente del infame Caldera y de la Vicepresidenta del Gobierno (nada menos). Un caso más, dentro de la trayectoria golpista de este partido, cuya careta cae poco a poco, dejando al descubierto lo que hay de verdad tras ella.

Así que las cadenas las lleva España a cuestas desde el 14-M, en una fantasmagoría ruidosa cuyo runrún solamente Gallardón se atreve a poner en palabras. Cogollo, descojonación, pepitoria... ¡Qué se yo! Abusiva subida de impuestos, me pareció leer al paso en un paseo rápido por Madrid, pero pudo haber sido una alucinación.

Y las cadenas quiso ponérnoslas el Gobierno a los españoles durante nuestras vacaciones navideñas. El puente de Nochebuena amaneció brillante en toda España, pero acabó con una tormenta de nieve que en ninguna provincia tuvo tanta repercusión como en Burgos, donde quedaron atrapados en la cuneta miles de conductores ¿por qué? ¿por la imprevisión de la Administración
en cualquiera de sus facetas desde la autonómica a la estatal? Pues no, fue porque los conductores, según la ministra del ramo, no cargaron las cadenas ¡para rodar por autopistas y autovías! Casi nada al aparato. En un país que hasta el 14 de Marzo estaba entre los diez primero del Mundo, gracias a ZaPatero y a su ZPsoe vamos a necesitar cadenas para rodar, no por montañas o caminos intrincados sino por autopistas.

Al día siguiente el líder tranquilo, totalmente descansado, del todo despierto de dormir la siesta del fauno y más telepredicador que nunca, salió con la ministra detrás a desdecirla –no a cesarla- delante de toda España. Los españoles tienen ahora derecho a quejarse, vino a decir después de consultar con la ciudadanía, cualquier cosa que este estrambótico oráculo sea. Mientras le veíamos, tratábamos de recordar perplejos en qué momento, entre 1979 y 2004 habíamos perdido ese derecho... ¡Cadenas para las autopistas... Tócate los cojones! Murmuraba el abuelo mientras escuchaba atónito.

Ya veremos con qué idiotez intentará despistarnos El País ahora... ¡Prepárate, Trillo!