Otra juerga general
29/03/2012   Lecturas: 5.280

Publio

En escasos 35 años de período democrático, los sindicatos marxistas de extrema (UGT) y ultra (CCOO) izquierda han organizado, contando esta última, 8 huelgas generales. Lo que nos da una media de 1 por legislatura. Es como si a cada gobierno democrático –del partido que fuera- que el pueblo español elegía para los siguientes 4 años, los sindicatos marxistas decidieran explicarle quien tiene la sartén por el mango de verdad. Lo cual es para reflexionar y luego ponerle cura.

Huelga general de verdad yo solo recuerdo la que organizaron Redondo y Camacho en Diciembre de 1988 a aquel Felipe González que se había convertido en puro rodillo con la justificación de sus ocho millones de votos y que trataba a los españoles como si fuéramos los aparceros de su finca. Después ha habido de todo, pero con un denominador común: el respaldo ciudadano es cada vez menor. Es lógico, ni el tal Toxo es aquel Marcelino Camacho y mucho menos Cándido Méndez (Moxo) es Nicolás Redondo. Aquellas dos figuras sociales contaban con el respeto de cualquier ciudadano, mientras éstos... ¡Qué se yo a quien causan respeto! A mi, lo confieso, ninguno.

La huelga general guarda implícito un carácter revolucionario, al ser concebida como medio de desestabilización para liquidar gobiernos, contando con una población en extremo airada. Como en cualquiera de los países avanzados de Occidente no es fácil ver un pueblo descontento hasta ese límite, porque el Estado paternal reparte discrecionalmente servicios sociales que tan caros salen en impuestos, la ira social hay que producirla ¿Cómo? Por medio de la violencia y la mentira.

La mentira la vimos cuando, después de marear la perdiz dos meses de reiteradas reuniones con la cúpula empresarial y la Ministra de Trabajo, anuncian que acaban de adoptar la dolorosa medida exhibiendo una pancarta que cualquier empresa especializada tarda al menos tres días en fabricar.

La amenaza ha venido después y ha ido en aumento día a día, al extremo de que los dos últimos varios dirigentes de los sindicatos marxistas amenazaban a Gobierno y Parlamento, y se proclamaban instituciones para colocarse a la altura de los representantes democráticos. En tanto que cosa establecida o fundada, lo son; pero en tanto que organizaciones fundamentales de un Estado, no. Tienen un carácter secundario e instrumental.

Si España hubiera sido un Estado de Derecho, no menos de 12 de estos matones estarían hoy entre rejas a espera de juicio por atentar con amenazas graves y difamar a los representantes legales del pueblo. Pero a la judicatura española la han llevado el PSOE y sus infiltrados en la Administración a ser un despojo de la que se encontró hace 30 años.

Me he paseado por distintos barrios de Madrid y he visto que hoy han abierto hasta los medrosos chinos. La convocatoria a nivel de calle, a nivel de pueblo, ha sido un fracaso absoluto. Tal vez han detenido a quienes han podido amenazar directamente (transportes, televisiones, grandes empresas...) pero a nivel de calle la población no ha hecho ni puto caso a estos sindicatos gargantúas. Las grandes empresas tal vez han visto esta jornada con el alivio de quien no pagará salarios y además liquida stocks ¿Qué tal una semanita más de lo mismo? ¿Y quince días...? Son los grandes beneficiados, igual que los liberados sindicales y los diputados del Partido Comunista disfrazado de Izquierda Unida.

Para España como país es distinto: ayer el prestigioso diario francés Le Monde decía que éramos la monda de Europa. ¡Qué lejos estamos de cuando nos llamaban el milagro español ¿Qué nos ha pasado? Nos han pasado el PSOE y El País por encima como una apisonadora y ya no nos reconoce ni la madre que nos parió. Nos han devastado